Te he visto desde el fondo del mesón
Y quise hablar contigo
Aquí eres, mi amigo
Seas del color que seas, con la cara que traigas
Y con tu carga que apesadumbrado conllevas
¿forastero?
Pues llegaste al sitio indicado
Que esta, nuestra patria, acoge a todos los corazones,
Hundidos o henchidos, faltos de amores o enardecidos
¿preocupado?
Podrás tener razón
Pero unas buenas viandas, un buen chorizo
Queso y vino te harán desaparecer tanta desazón
Esta tierra que ves es harta creadora del dulce manjar: el vino
De uvas aguerridas, suaves, lisonjeras, eternas,
fuertes, de roble….sabor de pura madera.
¡Cuantas historias agrias o dulces se habrán regado con nuestro hermoso liquido¡
Rojo y púrpura, rosado y blanco mortecino.
¿Que aún no lo has probado?
Mesonero, traed un buen vaso del mejor vino
Mirad, joven amigo
Nosotros, los que aquí vivimos, nos bebemos el mal sino
Sentados a tragos cortos o degustándolo por polvorientos caminos
Y hablamos, y cantamos, y bailamos, y escuchamos y nos reímos
Porque es tierra de fuertes aprestos, de vidas forjadas a tirones
De gente que aguanta los mil disparates,
De gente al que muchas veces les quiebran las ilusiones.
De gente que lucha sin descanso, sin que pretendan merecimientos
De gente que te ofrece compañía, una sonrisa, un buen vino, sin venir a cuento,
sin malas pretensiones, sin esperarlo, ni pedirlo.
Sólo por ayudar, por estar ahí, por conversar, por eliminar su soledad o tu soledad.
Bebamos… bebamos pues,
Olvidemos tus pesares y los míos a la vez.
Así que sonríe, sonríe , ¡maldita sea! que toda oscuridad con luz siempre venga
Que tras la desgracia, las cosas se enmiendan, la tormenta, los vientos,
El paso de la lluvia… todo es necesario para que la vida florezca
No te acongojes por lo que sufres, lo que tienes, el dolor que llevas
y espera a lo que te venga, porque, ya ves, todos estamos hechos también de dolores y penas.
Ya te harás a esta tierra
Que aunque sigan las cargas, se harán más llevaderas
La complicidad, la sonrisa, el esfuerzo y la valentía, aquí son eternas.
Y con nuestro cariño, nuestra amistad y nuestro vino se harán más ligeras.
Apuremos, pues, y brindemos
No por lo malo, sino por lo verdadero
Por la salud, por el amor y por los amigos,
Por el baile, por la música y por el vino
Por la familia, el trabajo y la quietud en nuestro sendero
Brindemos, sin tardar, una vez más … brindemos,
Esta vez por los abrazos y los besos que ansiamos,
Que echamos de menos, que nos hacen faltar el aliento
que nos esperan y como recompensa merecida, obtendremos.