Hace varios meses, en una de sus meditaciones, José Antonio Carmona, nos aproximó al significado de meditación: “Meditari”, “ser conducido hacia el centro”.
Con la práctica de la meditación, podemos acercarnos hacia el interior de nosotros mismos. La auto observación es el primer paso para la transformación. Esta auto-contemplación exige sin embargo un estado de calma interior. La aventura que nos cuenta San Juan de la Cruz, en el poema “Noche oscura del alma”, nos dice efectivamente “Estando ya mi casa sosegada” . Encontrar la manera de mantener nuestra mente y nuestros sentidos en un estado de calma, nos puede conducir y acercar a “la trascendencia”, a enfrentarnos con “el misterio” a un estado de paz y de vacio interior que
algunos llamamos TAO.
Sin embargo la palabra TAO, tiene dos acepciones. El TAO es este estado de paz infinita, de vacio interior que nos acerca al “misterio”. Pero el TAO también significa CAMINO. El TAO es el camino que nos conduce al TAO. En “Noche oscura del alma”, Sant Juan de la Cruz, nos propone un camino,
pero nos advierte, que para emprender este camino es bueno que
tengamos “la casa sosegada”.
“En una noche oscura
con ansias en amores inflamada
¡oh dichosa ventura!
Salí sin ser notada
Estando ya mi casa sosegada”
Es decir, que para emprender este camino, en realidad cualquier camino,
es bueno, es necesario que tengamos “la casa sosegada”. Tenemos por tanto un primer trabajo: calmar nuestra mente, calmar nuestros sentidos, calmar nuestro espíritu. Este es el primer motivo de
estos encuentros. Sea cual sea nuestra idea del camino que nos hemos propuesto, queremos calmar nuestra mente y nuestros sentidos, queremos un estado de paz interior. Este es el primer paso del camino.
Hay una parte de este camino que es personal: “yo decido ponerme en marcha”. Otra parte del camino lo haremos con la ayuda de otras personas. Porqué en algún momento nos damos cuenta de que si siempre vamos solos, avanzamos poco. Entonces sentimos la necesidad de una escuela, de encontrar un grupo de personas que siguen un camino parecido al nuestro. Esta asociación, en este sentido es “iniciática”, acoge a un grupo de personas que se inician en un camino y que se han dado
cuenta de la importancia de tener la casa sosegada.
Cuando uno está sosegado ya ha visto algo. El sosiego te permite tomar conciencia de cosas que con el ajetreo y el bullicio de la vida cotidiana quizá no hemos visto. La agitación de la mente no te permite darte cuenta, por ejemplo, del estado de tu salud, de cómo está tu cuerpo, hasta que los síntomas de una enfermedad ya son evidentes. No somos conscientes del estado de nuestro cuerpo ni de nuestra mente. No nos damos cuenta del estado del carruaje. El sosiego interior si. Por tanto en
un primer estadio, podemos darnos cuenta del estado de nuestro cuerpo y de nuestra salud, que no es poco. “Mi carruaje ya tiene unos cuantos años. No tengo otro. ¿Qué puedo hacer con él? ¿Puedo repararlo un poco? Muchas personas, la mayoría, vienen a la asociación para mejorar un poco la salud, para mejorar el estado del carruaje. La salud también incluye la salud mental. Calmar el sistema nervioso.
La salud, quizá es lo primero que nos une es esta asociación, la aproximación al misterio, el viaje hacia el interior de nosotros mismo, quizá será la culminación de nuestro camino. Sin embargo, el camino
también nos va mostrando otros aspectos intermedios: ¿Qué puedo hacer para que me vayan mejor las cosas? A parte de la salud, me interesa hablar de La abundancia, del amor, y de la realización personal de la persona.
La persona con quien me inicié en la meditación, no era creyente. Era sencillamente un hombre bueno. Daba mucha importancia a tener una postura adecuada para relajar el cuerpo, porqué sin relajar el cuerpo es muy difícil relajar la mente. Las personas que asistíamos estábamos, sobretodo, interesados en la realización personal. Surgieron muchos temas relacionados con acoso laboral, con los problemas de pareja, con problemas de salud. Con la meditación nos dimos cuenta de que algunos
problemas laborales eran provocados por nuestras propias actitudes, por pautas de conducta equivocadas. El sosiego interior sirve para darnos cuenta de aquello que funciona mal por nuestra propia responsabilidad. A lo largo de aquellos meses, muchos asistentes consiguieron mejorar sus
relaciones laborales, el acoso de algunos se dirigió a otros. Algunos mejoramos nuestras relaciones familiares o nos dimos cuenta de que teníamos que tomar decisiones valientes y no escondernos en escusas ni lamentos.
Cuando consigues un estado de paz interior ocurre algo importante: Nos damos cuenta, tomamos conciencia, de aquello que no funciona bien en nuestras pautas de conducta. De los comportamientos neuróticos con efecto “tio-vivo”, en que una vez y otra repetimos los mismos comportamientos enfermizos. La calma interior nos enfrentará con nosotros mismos. Tendremos que preguntarnos entonces si seguiremos escondiendo la cabeza bajo el ala o buscaremos de verdad la forma de
salir del “tio-vivo”.
¿Que pasa con el emprendedor que fracasa en todos sus proyectos? ¿Qué pasa con el profesor a quien ningún alumno le hace caso y constantemente le hacen mofa? ¿Qué pasa con el hombre que cambia de novia cada tres meses? ¿Qué pasa con la muchacha que siempre se enamora de un mal novio?
Podemos emprender un camino, podemos tener nuestra casa sosegada.
Sin embargo si no hacemos esta mirada hacia dentro, para observar nuestras trampas, las cosas no nos irán bien. El camino tendrá un vuelo gallináceo. No seremos capaces de organizar bien nuestra vida, ni en la salud, ni en el bienestar económico, ni en el amor, ni en la realización profesional.
En contrapartida, si además de sosegar nuestra casa, somos capaces de aprovechar el sosiego para hacer una mirada crítica sobre nosotros mismos, entonces habremos iniciado un camino de transformación interior, que quizá nos nos llevará a Dios, pero si nos acercará a la
autorrealización, a la felicidad y nos hará mejores personas. Por último, volviendo a San Juan de la Cruz, quiero comentar que la meditación, el sosiego, el control de la mente, nos acercará a otras vías
que superan lo puramente racional, nos acercan a la intuición al instinto a un estado superior de conciencia, que trasciende lo puramente racional. Podríamos llamarle el camino del corazón.
“sin otra luz y guía, sino la que en el corazón ardía”.