Cultivar el Cuerpo y la Mente
La disciplina del Tai Chi Taoísta, que es el que en estos momentos estamos practicando, tiene sus raíces en el entrenamiento taoísta, con el objetivo de mejorar la salud física y mental.
El Tai Chi Taoísta, como la filosofía taoísta de la que proviene, es un arte pragmático. Aunque está basado en los principios de la alquimia interna inherente a la tradición monástica taoísta, el Tai Chi Taoísta está concebido para facilitar el entrenamiento interno taoísta en una época en que la gente ya no vive en los monasterios, sino que consagra su tiempo a obligaciones sociales y familiares.
¿Qué se entiende por la alquimia interna del Tai Chi Taoísta?. En China, como en Occidente, la alquimia se suele entender en términos materiales de transformación de metales bajos en oro. El Tai Chi Taoísta facilita a sus adeptos, beneficios de salud física y longevidad, en lugar de beneficios efímeros de acumulación de riquezas materiales. El proceso alquímico propio del Tai Chi Taoísta, implica una transformación del cuerpo y de la mente, hacia más altos niveles de funcionamiento. Mientras que el pensamiento occidental, hace del cuerpo y de la mente dos unidades separadas, en la tradición taoísta, el desarrollo físico y mental están íntimamente relacionados. A pesar de que algunas veces resulta práctico considerar por separado los aspectos físico, mental o meditativo del Tai Chi Taoísta, el cuerpo y la mente se reencuentran en la cuna de la alquimia interna taoísta. No se puede transformar el cuerpo sin transformar la mente, y viceversa.
La finalidad de la alquimia interna taoísta, es “retornar a la fuente”, concepto que tiene diversos niveles de significado. En un primer nivel, “retornar a la fuente”, significa retornar a aquello que el taoísmo llama “cuerpo original”, caracterizado por una buena salud y una energía sin límites. Desde la perspectiva taoísta, este “cuerpo original” o “cuerpo dorado”, tiende a deteriorarse a medida que crece y se desenvuelve en el mundo. Factores como los malos hábitos alimentarios, malas posturas, el estrés y la ansiedad, son la causa de que nuestro cuerpo pierda la salud y la vitalidad que debería poseer. Esta percepción del deterioro del cuerpo es compartida en muchos sentidos por el punto de vista occidental sobre el proceso de envejecimiento, aparte de que el taoísmo no considera inevitable la degeneración física que acompaña al envejecimiento. El Tai Chi Taoísta busca invertir este proceso de degeneración, lo cual permite a quien le es adepto, el arte de envejecer con salud.
Los efectos beneficiosos del Tai Chi Taoísta sobre la salud, provienen del hecho que ofrece un conjunto de ejercicios completos e integrados, que actúan sobre todo el cuerpo con profundidad y suavemente. Cuando se progresa, el Tai Chi Taoísta se convierte en un ejercicio interno creciente, los efectos se notan tanto en el interior del cuerpo como en las estructuras externas.
Considerado desde una perspectiva oriental, el Tai Chi Taoísta, contribuye a mejorar la salud al incrementar la circulación del “gi” (pronunciar “chi”) o energía intrínseca del cuerpo. Según la medicina china, la enfermedad es el resultado de una deteriorada circulación de esta energía interna por sus circuitos específicos (o meridianos). Los 108 movimientos de la tabla de Tai Chi Taoísta, están concebidos para abrir los bloqueos de los meridianos y así, permitir que la energía fluya libremente por el cuerpo y nutra y estimule los órganos internos conectados con los meridianos. Además, el Tai Chi Taoísta, equilibra y purifica la energía interna como un nuevo medio de transformar el espíritu y el cuerpo, y de optimizar su funcionamiento.
Los taoístas creen que existe en cada persona una chispa de bondad. Ésta es la naturaleza original con que nacemos. En el transcurso de nuestra interacción con el mundo, nuestra naturaleza original se va oscureciendo; nos volvemos egocéntricos y acumulamos vicios y malos hábitos.
El entrenamiento taoísta persigue la eliminación de estas debilidades para que nuestra naturaleza de bondad pueda brillar de nuevo, guiando nuestros pensamientos y nuestras acciones. Así, mientras que el folclore acostumbra a mostrar a quien practica el taoísmo como un ermitaño o ermitaña que se pasa la vida meditando en cuevas de remotas montañas, el Taoísmo y el Tai Chi Taoísta, se basan en la compasión y el servicio a los otros y han de desarrollarse en el transcurso de nuestra vida diaria, compartiendo con los otros, las cualidades beneficiosas sobre la salud del Tai Chi Taoísta, desinteresadamente y sin perseguir ganancias personales. Quien estudia Tai Chi Taoísta hace el primer paso hacia la recuperación de esta intrínseca bondad, considerada también por el Taoísmo, fundamental para la salud global y el restablecimiento del equilibrio y la armonía del estado de existencia original o ideal.
Una aspiración anexa al Tai Chi Taoísta y a la alquimia interna taoísta, es el retorno a un estado de consciencia que nos permita ver esta naturaleza original, en medio de la confusión que originan las deformaciones características de nuestra vida cotidiana. En la tradición Taoísta, la meditación que busca un estado de calma y concentración a través de vaciar la mente de pensamientos, ha sido el medio central para ello. Cuando podemos apartar nuestra atención del mundo exterior, es posible dirigirla hacia nuestro interior y ver nuestra naturaleza original. No es fácil conseguir un estado de calma o vacío en medio de una vida diaria ajetreada y compleja. La práctica del Tai Chi Taoísta, cultiva esta calma, ya que el alto grado de concentración necesario para practicarla, ocupa la mente y la aparta de las preocupaciones y tensiones diarias.
El pueblo, maravillado por la habilidad de autodefensa de los monjes, rogó a la comunicad monástica que le enseñara, y ésta -por compasión- empezó a aceptar como discípulos personas laicas. No obstante, el hecho de que el pueblo no tuviera, como los monjes, la base de cultivo del espíritu, hizo que los maestros taoístas, no enseñaran a sus estudiantes todo aquello que sabían. Las artes marciales taoístas, llamadas internas, son muy poderosas y si estuviesen en manos de individuos de cuerpo y mente no atemperados, podrían hacer mucho daño. Por eso, los maestros taoístas decidieron enseñar solamente una parte de sus conocimientos a sus alumnos laicos, y reservaron el aprendizaje más avanzado para los iniciados de los templos.
A medida que el Tai Chi Chuan, se extendía, los adeptos más inteligentes integraban sus propias ideas a las técnicas enseñadas por los monjes. Éste es el origen de las escuelas de Tai Chi Chuan que conocemos actualmente: Wu, Chen, Sun i Yang. Estas escuelas populares se distinguen de la tradición taoísta porque generalmente no consideran el Tai Chi Chuan como parte integrante de la formación taoísta. Según la tradición taoísta, el objetivo de esta formación es el “Tai Chi” (literalmente Aquello Último y Supremo), el equilibrio armónico de energías y no el Chuan, maestría de la forma.
Con los cambios políticos y la modernización de China, los monasterios taoístas fueron destruidos o fueron decayendo a causa del escepticismo resultante de la atracción que los chinos sentían por Occidente. Por tanto, el conocimiento a puerta cerrada, murió con la generación de monjes de más edad. Sin embargo, algunos monjes que habían recibido entrenamiento taoísta, heredaron el conocimiento de la alquimia interna en la cual se basaba el Tai Chi Chuan original.
Comentarios recientes