SIGNIFICADO DEL LOGO DE LA ASOCIACIÓN “TAI CHI, SALUT I CONSCIENCIA”

Observareis, que en el logo de nuestra asociación, aparece el símbolo básico del taoísmo y de la comprensión taoísta del universo (cosmología). Es natural que así sea, porqué este símbolo aparece generalmente en todas las disciplinas que tienen un origen oriental (tai-chi, chi-kum, yoga, hata-yoga, meditación, artes marciales varias, etc).

Este símbolo representa la creación del Universo, que se inicia con “el vacio”, la “nada” (Wu Chi), sigue con un proceso de división en dos (Ying-Yang), después en tres (cielo-tierra-humanidad) y finalmente en las diez mil cosas, que significa todo lo demás. La humanidad es el pilar que conecta el cielo y la tierra (el ser humano entre el cielo y la tierra).

Tiene muchos niveles de significado.

Ying-Yang, las dos fuerzas básicas del universo; ninguno de los dos puntos funciona de forma aislada, se complementan el uno al otro, no hay competencia, equilibrio perfecto, sentido de armonía.

Lleno de Yang = vida, lleno de Ying = muerte.

Yang es blanco, ying es negro.

El símbolo sugiere rotación, movimiento de giro en el sentido contrario a las agujas del reloj (regreso al origen, al cielo anterior, al Tao); el crecimiento progresivo del Yang sube hasta el máximo y da la vuelta, gira hacia atrás y se convierte en Ying que inicia su crecimiento progresivo (circulación constante).

En nuestra asociación, este símbolo básico del taoísmo, aparece revestido por un triángulo. El triángulo se asocia más, al cristianismo, a la masonería y a algunos grupos dedicados al estudio del simbolismo.

Sin embargo, el triángulo, símbolo del número tres, aparece ya citado por el mismo Lao Tse:

“El Tao engendra al Uno,

el uno engendra el dos,

el dos engendra el tres,

El Tres engendra todos los seres”

(Lao Tse, Tao Te King, XLII).

Todas las tradiciones de la antigüedad rindieron culto a este número, y vieron siempre en la Tríada o la Trinidad un gran misterio, que se expresa también a través de los Tres Principios que regulan toda la creación, que no son otra cosa que la unión de los contrarios.

En el hinduismo, se observa la tríada Atma, Jivatma y Buddhi. Atma es el espíritu puro e incondicionado; se le representa como el punto central de la circunferencia, o punto inmóvil del compás; Jivatma es el espíritu individualizado en cada uno de los seres manifestados, las almas individuales, en cuyo corazón habita Brama o Atma, los innumerables reflejos a que la Unidad da lugar, simbolizados por los indefinidos puntos de la circunferencia; y Buddhi es aquello que une a Jivatma con Atma, el radio que junta la circunferencia con el centro. Aplicado este simbolismo al hombre, el centro de la rueda es el Yo único, objeto eterno de la búsqueda del iniciado; los puntos de la circunferencia son los múltiples “yoes” con los que de ordinario nos identificamos; nuestro cuerpo físico y todo aquello que constituye nuestra “personalidad”, y el radio de la rueda representa el alma, a la vez el obstáculo que nos impide ver el centro y el vehículo que nos conduce a él. En otro lenguaje, esta trinidad de espíritu, alma y cuerpo se nombra con los términos esencia, sustancia y forma.

También expresan los hindúes a la tríada con los conceptos de Brama, Shiva y Vishnú. Brama es el conductor o creador, Shiva el destructor, y Vishnú el conservador que equilibra. En el fondo es el mismo simbolismo de las dos columnas del Templo más el iniciado, que entre columnas, es el tercer elemento que une los contrarios.

En el taoísmo chino, el Ying, el Yang y el Tao es lo que expresa a los tres principios. El Yin es lo femenino, lo receptivo, lo oscuro, lo blando; el Yang lo masculino, lo creativo y activo, lo luminoso, lo duro; en todo yin hay un punto de yang y viceversa, y el Tao es lo que une a esos contrarios, tanto la meta como el camino.

Además, la dualidad Cielo y Tierra, está unida también por un tercer elemento que es el Hombre Verdadero, cuya función es la de servir de intermediario entre el mundo de arriba (el espíritu) y el de abajo (la materia).

En la escuela pitagórica se enseñaba que el tres es el número de “la constitución del universo”. Todos los números pueden ser reducidos a los nueve números naturales, los cuales también se reducen a los tres primeros números que contienen todas las cosas; y los tres primeros números se encuentran sintetizados en la Unidad, pues cada uno de los aspectos de esta trinidad son esencialmente uno solo.

En la geometría (importantísima en el Tai Chi que practicamos), la unidad se polariza en la línea recta; pero esta línea, para que pueda tener dos polos, tiene que tener también un punto central a partir del cual la polarización se produjo; asimismo el eje de la tierra tiene dos polos y un centro; y en el hombre, aquel eje que lo atraviesa supone también un punto central simbolizado por el corazón. Este punto central, llevado a otra dimensión, produce la primera figura bidimensional: el triángulo, símbolo geométrico de la trinidad.

El triángulo constituye la primera forma y es, asimismo, la estructura más fuerte. Esta figura sirve también como símbolo del centro: con su vértice hacia arriba, simboliza la montaña y la piedra; y con su vértice hacia abajo, a la copa, la caverna y el corazón.

También se relaciona al número tres con los tres colores primarios (amarillo, azul y rojo), de cuya combinación se producen todos los demás; asimismo, con las tres notas musicales que componen la armonía de un acorde perfecto; con las tres figuras cerradas básicas de la geometría (el círculo, el triángulo y el cuadrado); con los tres reinos de la naturaleza (animal, vegetal y mineral). En la gramática lo vemos expresado en las tres primeras personas del singular (yo, tú y él); en el tiempo,  a través de sus tres caras (pasado, presente y futuro); y a veces también se le relaciona con las tres preguntas básicas de la filosofía: ¿Quién soy? ¿de dónde vengo?, ¿a dónde voy?

Estos tres principios están expresados tanto en el macrocosmos como en el microcosmos, y podríamos ver con asombro cómo aún la ciencia moderna, al dividir esa partícula mal llamada “átomo” encontró tres minúsculos cuerpos: electrón, protón y neutrón.

En la Alquimia, ciencia enteramente ligada a la Franc-Masonería, estos tres principios se expresan como el matrimonio alquímico del azufre y el mercurio, bendecidos por la sal.

En la Cábala hebrea, la esfera tres del árbol sephirótico es llamada Binah (la inteligencia divina); y la primera triada, constituida por los tres supremos sephiroth, Kether  (la corona), Hokhmah (la sabiduría) y Binah (la inteligencia), constituyen lo que se llama en hebreo Olam ha Atsiluth, que es el mundo de las emanaciones, del espíritu y del fuego, único in-manifestado y verdadero. Los tres primeros Sephiroth, “Corona”, “Sabiduría” e “Inteligencia”  tienen que ser considerados una y la misma realidad (son idénticos por fusión esencial y sin confusión jerárquica).

Aunque es evidente que el Tai Chi, emana de la tradición taoísta, no podemos dejar de hacer mención a la importancia fundamental que dio en particular el cristianismo al Misterio de la Trinidad. Se la ve en el simbolismo de la Sagrada Familia (Padre, Madre e Hijo); en las tres cruces del calvario (los dos ladrones y el Cristo); pero fundamentalmente en las ideas del Padre, Hijo y Espíritu Santo, que constituyen las tres Personas de la Trinidad, expresión de un solo Dios verdadero.

Se dice que estos tres primeros números son in-manifestados y que es con el número cuatro que se da el primer número de manifestación.

Siendo la Trinidad la expresión de los conceptos más abstractos, podrá ser también tema de constante meditación por parte del practicante de Tai Chi, puesto que la grandeza de la idea del “TAO” está en no imponer ninguna idea espiritual preconcebida, sino en la aproximación respetuosa al misterio de la vida, de la muerte y de la vertiente espiritual del ser humano.

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